Tirar del hilo

De violencia en violencia

El complejo entramado de las razones para migrar

En la decisión de emigrar se cruzan muchas razones. Pero una de ellas es precisamente la necesidad de huir de situaciones de violencia, muchas de las cuales afectan de manera desproporcionada a las mujeres. Hay mujeres que migran para poner fin a una situación de violencia machista por parte de la pareja o de otras personas de la familia. Hay mujeres que migran tras haber vivido una sucesión de violencias en diversas etapas de su vida, comenzando por la infancia; y otras que lo hacen llevando en su equipaje el trauma de la violencia sexual. Otras buscan en la migración una oportunidad para salir de los roles que les asigna por género la sociedad: los de ser hijas, esposas y madres sacrificadas. O, un paso más allá, de destinos particularmente cruentos como la mutilación genital, el matrimonio forzado o las consecuencias penales de transgredir leyes que implican una discriminación de género. Las situaciones de pobreza, los conflictos en los países de origen o las violaciones de derechos humanos cometidas por los Estados también afectan particularmente, y de manera específica, a las mujeres y a las niñas. 

No es fácil determinar el punto en el que comienza y acaba la violencia, porque no se trata solo de la física o sexual, sino también de la cultural, social, simbólica, económica, institucional y psicológica. 

Pero además, en el complicado camino del proceso migratorio, las mujeres a menudo siguen saltando de violencia en violencia. En el tránsito y la llegada son frecuentes las situaciones de violencia física y sexual, de manos de conocidos o desconocidos, pero a menudo quedan invisibilizadas por el carácter transnacional del proceso, que dificulta que se prueben y persigan si llegan a ser denunciadas a posteriori, o si la denuncia se ha realizado en un punto del camino distinto al que será el lugar de residencia finalmente. Es una de las formas de la violencia institucional que ejercen las propias fuerzas de seguridad y los poderes públicos de los países de tránsito o de destino, que pueden contribuir a prolongar situaciones de violencia o a agravarla, cuando desatienden demandas de protección o caen en malas praxis por incomprensión de la situación, desatención, prejuicios, no credibilidad o falta de perspectiva de género o interculturalidad. 

De violencia en violencia, estas mujeres a veces vuelven a encontrarse con aquello de lo que estaban huyendo.

Tirar del hilo: historias de mujeres migradas
supervivientes de violencia de género